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jueves, 28 de marzo de 2013

Atardecer rojo

 Hace unos días me llamaron para suspender una reunión de trabajo en el último momento, cuando ya había salido de casa, la tarde estaba preciosa, primaveral, de modo que decidí aprovechar la salida para recorrer las instalaciones construidas para la expo.
El ocaso dibujó un cielo espectacular de luces rojas; ¡suerte que siempre llevo una pequeña cámara en el bolsillo!

Finalmente, la salida no resultó fallida.


lunes, 6 de septiembre de 2010

Vacaciones




Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la de Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre; y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella, que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención, le encaminaba. Diose priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía.
Don Quijote, I, 2



lunes, 7 de diciembre de 2009

Saint Michel

El Monte de Saint Michel es una comuna francesa del Departamento de la Mancha, en la región de Baja Normandia. Es uno de los monumentos más visitado de Francia y, sin duda, uno de los parajes más bellos y espectaculares que uno pueda imaginar.
Es una pequeña isla, unida al continente por una estrecha carretera, donde se levanta una ciudadela medieval que conserva el mismo aspecto que hace siglos. Sobre ella la impresionante abadía donde conviven el románico y el gótico en perfecta armonia.

Llegamos allí a última hora de la tarde y nos acercamos para ver el paisaje antes del atardecer. Hacía un viento frio que pelaba y estábamos pensando en marcharnos hasta el día siguiente cuando un simpático anciano que venía desde París en bicicleta (800 km en cinco dias) nos indicó que esperásemos un rato porque en media hora encendian las luces de la abadia y era un espectáculo digno de ver.
El cielo se puso espectacular y pude entrenerme disparando unas fotos mientras charlábamos con el anciano de sus andanzas por el camino de Santiago. Nos contó que la vuelta a París la haría en tren para hacer el camino más llevadero.



Vista de la retirada del mar tomada desde la muralla de la ciudadela durante el recorrido de la isla que hicimos al dia siguiente.

Llegado el punto final de nuestro viaje tocaba regresar, pero mi pensamiento todavía disfruta recordando la belleza de aquel paisaje.

lunes, 31 de agosto de 2009

Según el color del cristal...

Dos vistas del mismo cielo, una tomada a media tarde, la otra al anochecer. La primera muestra, en parte, los efectos del retoque digital. La segunda, aunque no lo parezca, lucía así de curiosa sin necesidad de retoque, salvo la únión de tres disparos realizados utilizando como trípode el pulso...


Las imágenes me han traido a la memoria un poema de Ramón de Campoamor, diputado en el siglo XIX además de poeta. ¡Eran otros tiempos!

Humoradas

Busqué la ciencia, y me enseño el vacío.
Logré el amor, y conquisté el hastío.
¡Quién de su pecho desterrar pudiera,
la duda, nuestra eterna compañera!.
¿Qué es preciso tener en la existencia?
Fuerza en el alma y paz en la conciencia.
No tengáis duda alguna:
felicidad suprema no hay ninguna.
Aunque tú por modestia no lo creas,
las flores en tu sien parecen feas.
Te pintaré en un cantar
la rueda de la existencia:
Pecar, hacer penitencia
y, luego, vuelta a empezar.
En este mundo traidor,
nada es verdad, ni mentira,
Todo es según el color
del cristal con que se mira.

Ramón de Campoamor