viernes, 27 de abril de 2012

El saludo olímpico

Pablo Gargallo (Maella 1881-Reus 1934) es el escultor aragonés con mayor proyeccion universal. Sus atletas de bronce flanquean, majestuosos, la entrada al museo que lleva su nombre, en la plaza de San Felipe. Son una réplica de los originales que se encuentran en el estadio de Montjuic de Barcelona, ubicadas allí por encargo para la exposición Internacional de 1929.





Se ha denominado al conjunto con el nombre de Saludo Olímpico, y está formado por dos esculturas ecuestres (el atleta clásico y el moderno), de estilo clásico asimilado al Art Deco.

jueves, 19 de abril de 2012

Niño mirando a la Torre Nueva

Esta escultura de bronce forma parte del memorial que recordaba a la Torre Nueva, promovido por el ayuntamiento en la plaza de San Felipe. Es obra de Santiago Gimeno Llop.



Este grabado de época muestra la Torre Nueva de Zaragoza, de estilo mudéjar y con la torre inclinada. Era la torre más famosa de la ciudad en su época, todo un símbolo que aún perdura a pesar de que fue demolida a finales del siglo XIX. Los hermanos Gascon de Gotor lo denominaron el turricidio, calificándolo como el mayor crimen artístico cometido en España.
El memorial también fue derruido recientemente, pero nos ha quedado el chaval sentado en el suelo de la plaza.

miércoles, 11 de abril de 2012

Esculturas de Zaragoza: Agua y viento

Hoy inicio una serie que intentará ofrecer algunas de las esculturas de Zaragoza que llamen mi atención por una u otra razón.   

Hoy presento una obra ubicada en el Barrio de Miralbueno, cerca del anillo verde que atraviesa el barrio Oliver y llega hasta la avenida de Navarra. En la base del monumento una placa nos informa que se trata de la escultura “Agua y viento”, obra del escultor vallisoletano Manolo López y forma parte de un proyecto paisajístico diseñado por Rafael Barnola, soriano de Almazán.

 La obra está formada por cuatro figuras de tamaño natural que luchan contra las inclemencias de un día de agua y viento, típico de la capital zaragozana. A pesar de la inexpresividad de los rostros, el conjunto goza de gran dinamismo.


domingo, 1 de abril de 2012

Reflejos


Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita

Y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,

Hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos...
Jorge Luis Borges