jueves, 29 de diciembre de 2011

viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Navidad


Con buena ropa de abrigo
cerrad los ojos e imaginad
colocad las imágenes donde os plazca
y disfrutad tanto como deseéis.


Nos vemos en unos días

viernes, 16 de diciembre de 2011

Museo Pablo Serrano


El Museo Pablo Serrano se ubicó en los antiguos talleres de oficios del Hospicio Pignatelli, donde trabajó como maestro carpintero el abuelo de Pablo Serrano. Las obras de rehabilitación y acondicionamiento fueron llevadas a cabo por el arquitecto José Manuel Pérez Latorre, entre los años 1987 y 1993, dando como resultado un edificio vanguardista que respetaba el edificio preexistente, con el hormigón como elemento constructivo e imagen más representativa de la fachada principal del Museo.



La necesidad de incrementar los espacios del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC ) Pablo Serrano, para la conservación de sus colecciones y la organización de exposiciones y otras actividades impulsó la ampliación del edificio en 2005.




La nueva construcción emerge de la preexistente. El edificio histórico queda visible en algunos puntos del interior, como el hall o la zona de escaleras mecánicas, mientras que en otras zonas se integra en el nuevo conjunto.


Todo el exterior juega visualmente con la chapa, el cristal, el hormigón y las placas de esmalte color turquesa. El negro es el color dominante que da rotundidad a todo el bloque, mediante un revestimiento de Alpolic, que refleja un 85 %.




El centro museístico culmina en una terraza transitable, con unas inmejorables vistas de la ciudad. 
Dejamos el interior y la terraza para la próxima semana

domingo, 11 de diciembre de 2011

El rincón del té

Existen multitud de encantadoras leyendas sobre el té que nos hacen deducir que se trata de la bebida más antigua del mundo, pero sus orígenes exactos se pierden en las brumas de los tiempos.


Una leyenda china atribuye su descubrimiento al Emperador Chen-Nung, y lo hizo de forma accidental cuando estaba hirviendo agua a la sombra de un árbol cuyas hojas se mecían dulcemente con la brisa. Algunas de ellas cayeron en su olla. El emperador bebió la infusión resultante y se sintió inundado de una enorme sensación de bienestar.

Los indios atribuyen el descubrimiento al Principe Bodhi-Dharma, quien dejó la India para ir al Norte a predicar el budismo a lo largo del camino. Prometió no dormir durante su meditación de siete años, pero al final del quinto estaba cediendo a la laxitud y la sonnolencia, cuando la casualidad le hizo coger unas hojas de un árbol desconocido; al masticarlas, sus extraordinarias propiedades, le permitieron cumplir su promesa.

La leyenda japonesa, aunque algo parecida es diferente a la india: al final de tres años de meditación, el mismo príncipe, Bodhi-Dharma, cayó dormido y soñó con todas las mujeres a las que había amado. Al despertar se enfureció tanto con su propia debilidad que se arrancó los párpados y los enterró. Cuando un tiempo después volvió al lugar, encontró que sus párpados habían enraizado, dando lugar a un arbusto desconocido. Al mascar unas hojas descubrió que tenían la propiedad de mantener sus ojos abiertos.

domingo, 4 de diciembre de 2011

La sombra

Una de las ideas más interesantes de Carl Gustav Jung fue el concepto de “la sombra”; decía que “la sombra representa cualidades y atributos desconocidos o poco conocidos de nuestro ego. En términos generales podriamos decir que en la sombra se encuentra lo que la persona reprime porque lo considera negativo o sin valor para su individualidad. Cuando queremos ver nuestra propia sombra nos damos cuenta (muchas veces con vergüenza) de cualidades e impulsos que negamos en nosotros mismos, pero que podemos ver claramente en otras personas.”


Conocer la propia sombra es, según Jung, una tarea que demanda paciencia y coraje. Conocerla significa desnudar ante nuestros propios ojos aquello que celosamente nos ocultamos y ocultamos a los demás. La envidia, el egotismo, el odio, los celos, todos los sentimientos considerados inconvenientes, son archivados en ese espacio más alla de la consciencia y, por irresueltos, constituyen un elevado y constante consumo de energía.