lunes, 29 de junio de 2009

Oviedo

Oviedo es una ciudad limpia, manejable y cómoda para vivir; dicen con orgullo sus habitantes, los carbayones, que parece estar hecha a medida. Pero aún así, es una ciudad en la que no caben visitas rápidas, porque atesora numerosos vestigios que evidencian sus más de doce siglos de antigüedad.
Coloquialmente, carbayones es la forma de llamar a los ovetenses. El nombre les viene de un roble –o carbayo– centenario que tuvo que ser talado en 1879 para ensanchar la céntrica calle de Uría hacia la estación de ferrocarril del norte, y cuyas cubiertas veis en las fotografías de hoy. Pero los carbayones también son unos dulces riquísimos que creó, en 1924, la confitería Camilo de Blas para asistir a la primera Feria de Muestras de Asturias, en Gijón. La tienda, en la calle Jovellanos, mantiene la decoración de principios del siglo XX.

Gente amable los ovetenses, cómo pocas veces he conocido, con un hablar cantarín y melodioso parecido al idioma de Galicia, desde donde, hace unos cien mil años, llegaron los primeros pobladores de estas tierras.El tiempo muy variable, alternando días de sol con otros cubiertos y con la continua presencia del calabobos, haciendo un poco la puñeta, como podéis ver en la segunda fotografía.

La verdad es que no pude tirar mucho de cámara. Estas fotos fueron tomadas desde la habitación del hotel.
Además tengo problemas con el ordenata, así que tardaré un poco en ir colgando las imágenes.


lunes, 15 de junio de 2009

Pequeñas vacaciones

"Ciudad deliciosa, exótica, bella y peatonalizada. Es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera... Oviedo es como un cuento de hadas". Estas fueron las palabras pronunciadas por Woody Allen, el cineasta de Brooklyn, tras pasear por las calles de Oviedo.
Los asiduos a esta página sábeis de mis cortas escapadas, a veces demasiado breves, por diversas ciudades y lugares de la geografía española. Salvo en contadas ocaciones no suelo alejarme mucho de las tierras que rodean Aragón; en esta ocasión, atraido por los favorables comentarios de quiénes la han visitado, visitaré la ciudad de Oviedo y una pequeña parte de sus alrededores, porque tres días no dan para mucho, y menos si consideramos que se ha de alternar el placer con un poco de trabajo.

Confio traer alguna fotillo para vosotros y, quién sabe, quizá también alguna bella historia.

domingo, 7 de junio de 2009

Consecuencias

Si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después las proba­bles, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos.

Saramago