El claustro centra la vida en el monasterio, es de estilo gótico levantino y fué reconstruido en el siglo XIV, después de la guerra de los Pedros.
De acuerdo con el espiritu cisterciense los capiteles solo tienen sencillas formas vegetales (hojas de hiedra, higuera, roble, vid) que, como un jardín de piedra, ocupan una posición determinada en el claustro.
Una fuente situada en el centro del lavabo, que hoy no se conserva, servía para que los monjes se lavasen las manos cuando acudían al refectorio después de realizar los trabajos de la huerta.
Lugar de estudio donde los monjes estudiaban y escribían sus pergaminos.
Para quiénes guste la cultura del vino, dentro del monasterio existe un museo donde explican de forma detallada los diferentes procesos para su elaboración, desde el cultivo de la vid hasta el producto manufacturado. Los monjes cistercienses eran grandes organizadores de los recursos agrícolas y en esta zona configuraron una amplia red de acequias, presas y molinos en torno a la cuenca del rio Huecha. Al parecer también trajeron las primeras cepas a esta zona.
Se encuentra situado en Aragón, concretamente en la provincia de Zaragoza, a los pies del Moncayo, en un pequeño valle formado por el río Huecha. El monasterio se compone de una iglesia y claustro de estilo gótico, rodeado de jardines y perdido en medio del campo, es un lugar de recogimiento que invita al paseo y a la meditación. Situado a 79 km de Zaragoza, para llegar al monasterio deberemos coger la N-232 en dirección a Logroño, después nos desviaremos por la N-122 en dirección a Agreda y Soria, siguiendo hasta el desvío a Vera de Moncayo.
En la sala capitular el abad reune a los monjes para transmitirles información, para la toma de hábitos de los nuevos monjes y para el entierro de los abades, cuyas lápidas cubren el solado.
Tras la desamortización de Mendizábal este monasterio se convirtió en un lugar romántico y sitio de verano donde algunos esforzados viajeros llegaron para estudiar sus piedras o disfrutar de los parajes naturales del Moncayo. Entre otros el poeta Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano Valeriano, el pintor, que disfrutaron de una larga estancia junto con sus familias. Fruto de la misma fueron las cartas desde mi celda y varios álbumes de dibujos y acuarelas.