Cantares de Machado

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Colliure (2)

No puedo evitar poner alguna imagen más de este pueblo marinero que me dejó fascinado con sus calles engalanadas de flores y la belleza de sus playas.

Panorámica de la Rue de les Caranques, una calle para quedarse a vivir.

Faro en la playa de St. Vicent

Esperando al pescador.

Colliure, la perla de la costa roja

Segunda parada de nuestro viaje en esta pequeña localidad del Mediterráneo situada en el sur de Francia, en la denominada costa roja (por los colores que usaron los fauvistas para representarla en sus lienzos). Un relajado paseo por sus callejuelas y plazas le permite a uno disfrutar de multitud de sensaciones. Aquí pasaremos noche antes de adentrarnos en el pays Carcassonnais.

Cuando te pierdes por las calles de la ciudad entiendes por que grandes pintores como Matisse, Derain, Chagall, Picasso…, entre otros, la eligieron como inspiración para sus pinturas y obras.

En su cementerio está enterrado Antonio Machado, nuestro poeta, y sobre la lápida de su tumba puede leerse uno de sus más famosos versos

Y cuando llegue el día del último viaje,

Y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

Me encontrareis a bordo ligero de equipaje,

Casi desnudo, como los hijos de la mar

La iglesia Notre Dame des Anges, construida al borde del mar es el centro de atención de la ciudad. Su campanario es el antiguo faro del puerto.

Pequeña ermita, la chapelle de St. Vincent, situada en una formación rocosa del puerto, frente al faro.

Un pequeño rincón de una de sus calles, llenas de colorido, flores y elementos ornamentales de lo más variado.