“Un viento capaz de derribar a un hombre armado o a carretas cargadas”. Así hablaba el censor Catón en el siglo II a. C. del Cierzo. Y ya entonces este ilustre romano lo llamaba Cercio. El origen de este nombre se pierde en los pueblos prerromanos del valle del Ebro.
2 comentarios:
Me parece muy oportuno presentar esos árboles retorcidos, para evocar al cierzo que tanto nos molesta por estas tierras, y que al mismo tiempo nos libera de buena parte de la contaminación.
Abrazo.
Es un consuelo el tema de la contaminación, pero no se si me compensa tanta intensidad, jejeje.
Un abrazo
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