domingo, 12 de enero de 2014

Valladolid

 De forma popular también se denomina a la ciudad Pucela y existen diversas teorias sobre la procedencia de este palabra, pero yo me quedo con esta: “Se cuenta que en el siglo XV, unos cuantos caballeros vallisoletanos fueron con sus huestes a Francia, a luchar del lado de Juana de Arco en contra de los ingleses. A Juana de Arco la conocían como la Doncella de Orleans. En francés, doncella se dice pucelle, y en el castellano que se hablaba en aquella época, la palabra era muy parecida: pucela. Al terminar la guerra, los caballeros volvieron a Valladolid y comenzaron a contar sus hazañas y galanteos, y todo lo sucedido con la pucela de Orleans. A partir de entonces empezaron a llamarles pucelanos, y de ahí salió el epónimo de Pucela. Pero no existe ningún documento que avale la existencia de estos caballeros y su participación en la Guerra de los Cien Años.”

 Cuando llegamos a Valladolid enseguida comprendemos que lo mejor es olvidarse del coche si queremos conocer bien la ciudad; el casco viejo es pequeño y muy agradable de recorrer, además de ser peatonal en su mayor parte. Lleno de edificios de interés y de bares y tapas donde degustar del buen vino y la hospitalidad de los vallisoletanos.
La plaza Mayor es el centro neurálgico de la ciudad, con sus casas teñidas en rojo.


 La plaza de la fuente dorada es uno de los lugares de encuentro de la ciudad, donde el tránsito de personas es continuo; se encuentra a dos pasos de la plaza Mayor. En ella la fuente dorada, que debió serlo en mejores tiempos porque ahora luce colores menos llamativos, presenta varias esculturas sobre diversas profesiones.
La Catedral de nuestra Señora de la Asunción, recibe el nombre de inconclusa porque está sin terminar, construída según los planos de Juan de Herrera de 1580. La iglesia de Santa Maria de la Antigua al fondo, donde se celebraron los funerales de Cristóbal Colon en 1506.
 

 El mercado de frutas y verduras al aire libre.
 El monasterio de San Benito el Real, cabeza de los benedictinos españoles durante dos siglos.

 Un hermoso y tranquilo rincón encontrado por casualidad.

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