Enimie era una hermosa joven, hermana del rey Dagobert, y su belleza atraía a numerosos cortesanos que la pretendían. Pero ella quería dedicar su vida a Dios, así que le rezó pidiendo un medio de apartar de sí a los cortesanos. Dios satisfizo su petición, de tal forma que la joven se levantó un día afectada de la lepra. ¡La sabiduría y bondad de Dios son infinitas!
Abandonada por todos Enimie deseó la cura de su piel y le fue enviado un ángel que le ordenó ir a Gévaudan; al fondo del valle encontraría una fuente (le burle), donde debía bañarse. Así lo hizo y después del baño el milagro se produjo y su piel quedó curada.
Salió de nuevo hacia su palacio pero cada vez que alcanzaba le Causse, la enfermedad brotaba de nuevo, y tenía que volver a bañarse, por lo que Enimie entendió que su futuro estaba allí; despidió a sus soldados y fundó un monasterio, dedicando su vida a cuidar de la población, a la que libró de un dragón que traía locos a los vecinos, y que, en agradecimiento, pusieron su nombre al pueblo.




El pueblo es uno de los más emblemáticos de las Gorges du Tarn, y para muchos uno de los más bellos de Francia. Recorrer sus callejuelas estrechas y pasearse por las orillas del Tarn, atravesando el hermoso puente curvado que une las dos orillas, es algo que tardaremos en olvidar.