Desde siempre tenía la idea de que Vigo era una ciudad fundamentalmente industrial. Una tarde de paseo callejeando por la ciudad es suficiente para darnos cuenta que hay algo más: historia, cultura, gastronomía, y bastantes cosas más.
Vigo se define por la pendiente de sus calles que, desde el monte de O Castro, se desparraman hacia el mar, una lección de historia y paisaje colgada de una falda verde en el corazón de la ciudad. Visitar O Castro es obligado porque allí asientan los orígenes de los vigueses, por la belleza del parque, un magnífico jardín botánico, y también por sus excelentes vistas. Además, cuenta con un buen número de instalaciones para el disfrute urbano: paseos, miradores y parques infantiles.
A lo largo de todo el parque una veintena de esculturas salpican el recorrido; en la parte alta la fortaleza, con cuidados jardines y miradores que ofrecen magníficas vistas de la ciudad y su ría. Y más esculturas, entre las que destaca O empuxe vigués, de Camilo Nogueira, representado por un grupo de pescadores portando el escudo de Vigo.
Se puede subir en coche, pero aconsejo hacerlo a pie; las calles son empinadas, pero merece la pena el esfuerzo.
3 comentarios:
Estuve en Vigo hace unos años y fue una ciudad que me gusto mucho, tus fotos me han traido buenos recuerdos.
Un saludo
Naci en Vigo,asi que me la conozco bien...buen reportaje,una zona transitada en mi niñez.
Hola despistado,
Tras estos días tristes en los que la realidad nos ha ganado terreno y la aceptación nos ha dado paz, vuelvo a visitar este espacio amigo.
Has disfrutado de un recorrido hacia el N.O. con algunos lugares de los que presentas que guardo entre mis vivencias y otros que no he visitado pero los descubro con tus preciosas imágenes.
Retomando el día a día....
Un abrazo
Cristina
Cristina
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