Final de trayecto
Al terminar el año es costumbre bastante extendida hacer un repaso de lo que nos depararon los últimos doce meses y, acto seguido, hacer muchos y buenos propósitos sobre lo que nos gustaría hacer en los doce meses siguientes.
He revisado los propósitos deseados para el 2010 y son muy pocos los que se han cumplido, probablemente ninguno. Y a la vista de tan malos resultados pudiera pensarse que uno ande bastante frustrado, pero no es así, porque muchas cosas con las que no contaba se han materializado como realidades. La mayoría han sido pequeñas cosas, pero me han ayudado a crecer en todos los niveles: personal, familiar, laboral…
Llegados a este punto, este año he decidido tener un solo propósito: abrir los brazos a todo lo que la vida me quiera ofrecer en cada instante y aprender a disfrutarlo, valorando la inmensa gama de grises de cualquier situación. O de colores, según se mire.
Recorriendo el camino
3 comentarios:
Buen propósito!.
Let it be...
Un abrazo
Cristina
Tu propósito lo hago mío y también abro los brazos para recoger los abrazos de los amigos, en b/n o en color, pero auténticos.
¡Chico listo!..
Pequeñas cosas, gotitas de felicidad que van llenando ese frasco tan deseado...
Besos para los tres.
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