Dicen que el secreto está en el microclima que parece instalado en Sitges. Las montañas del Garraf y las corrientes del viento de mar se encargan de mantener el cielo limpio de nubes alrededor de trescientos días al año (afortunadamente caí por allí en uno de los pocos días con nubes). Otros le añaden las noches, las playas, unas buenas comunicaciones con Barcelona, la tranquilidad y, por supuesto, su gente.
Pero lo cierto es que cuando se abre la puerta de Sitges se entra en un estilo de vida diferente. Sitges atrae, seduce y engancha.
Aprovechando los primeros rayos de sol de la mañana.
La otra cara de la playa.
4 comentarios:
Que afortunados los que poseen ese tipo de clima.
bonitas fotos .
saludos desde Argentina!
...la primera y la cuarta las mejores. (para mi, claro)
Un abrazo.
Me gustan esas primorosas ventanas.
Saludos
Cristina
Gracias por comentar amigos
Felices días
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