jueves, 25 de septiembre de 2008

Edimburgo

Ya estamos de vuelta, con las pilas bien cargadas después de unos días de bregar por ahí y dejarme las rodillas destrozadas. Hasta dentro de 4 días no comienzo el trabajo, de modo que todavía tengo tiempo de disfrutar.

Edimburgo es la capital de Escocia, imagino que todos lo sabéis. Está situada en la desembocadura del fiordo de Forth, y desde 1995 es patrimonio de la Humanidad, lo cual no es de extrañar, porque se trata de una ciudad con una personalidad muy marcada.


Con un casco viejo cuyas tranquilas calles piden el paseo relajado para disfrutar. Unos magníficos parques y jardines que rivalizan con las bellas callejuelas del casco antiguo. Y escaleras, muchas escaleras. Eso sí, con pasamanos que hacen la subida más amable.

Con unas gentes joviales y relajadas siempre dispuestas a ayudar con una sonrisa. Parecía que no tuviesen prisa: subidas al autobús tranquilas y sin atropellos, saludando amablemente al conductor y deseándole buen día y sin que nadie se impacientase si la espera era un poco larga. ¡Ja! Incluso un conductor de autobús de línea esperó con su semáforo en verde a que yo terminará de hacer una fotografía para no estropearla; al arrancar me dedicó una sonrisa y levantó el pulgar para demostrarme que había colaborado con gusto. Una viejecita le dio al conductor de un autobús una chocolatina para alegrarle la mañana. Creo que todo era consecuencia de una buena educación.

Más o menos como aquí, vamos.


Y con un tiempo muy variable, alternando días de sol con días de lluvia lenta y mortecina que acaba calando hasta los huesos, pero que no nos importunó demasiado los paseos salvo uno de los días.

El objetivo de mi viaje era conocer esta magnífica ciudad y los alrededores del fiordo donde está situada. Creo que ha quedado cumplido con creces y traigo material suficiente para colocar durante unos días. ¡Y ganas de volver a visitarla! Muchas ganas de volver, pero habré de esperar.


5 comentarios:

Xocolata dijo...

*O* Que ganas de iiiir. Según lo que cuentas y las fotos con las que ilustras el post, debe ser precioso.

Me alegro que lo hayas pasado bien, aunque cuando se está de vacaciones es difícil pasarlo mal aunque uno no salga de casa xD

Bicos!!^^

Khezal dijo...

Eso sí que es ser gente amable. No sé que conductor de autobús esperaría a que acabaras de tomar una foto aquí... aunque creo que ninguno lo haría.

Mi mente de geólogo me dice que te has dejado una foto importante, bueno importante para mí, la del fiordo. Tiene que ser precioso poder ver eso en vivo y no a través de una foto de libro como suelo hacer habitualmente.

Despistado dijo...

Cualquier referencia que haga respecto a la amabilidad de los edimburgueses se queda corta. Y no sólo lo eran los conductores de autobús, también en la oficina de turismo, supermercados, en las oficinas de los Lothian buses, cuando nos hicieron las fotos para la tarjeta semanal del autobús (la recomiendo porque se ahorra uno mucho dinero y te la hacen en tan sólo 10 minutos. Después te queda de recuerdo). En fin, que todavía no me lo puedo creer.
La mente de geólogo de Epi tendrá que esperar un poco para poder ver esa foto tan importante del fiordo, que no me dejé. Ja!, que le pregunten a mi hija lo que tuvimos que hacer para sacar las fotografías desde debajo del puente. Ya las pondré.

Anónimo dijo...

Muy buenos días, un placer desayunar disfrutando de tus fotos y compartiendo un trocito de tu viaje, que envidia. Bueno, cuando quieras organizamos otro viaje y nos llevas a ver a William.
Un besito

Muriel dijo...

Qué bueno volver a leerte. Desgraciadamente no tengo todo el tiempo que me gustaría. Edimburgo esta en la lista de ciudades pendiente, pero recuerdo que en Dublín me quedé con una sensación parecida a la que describes. Las personas eran amables. Lo del autobus tb me llamó la atención, era así cada día cada vez que lo tomabas, amables y sonrientes. Gracias por venir a verme (leerme. Un petó a cada genoll pq es passi aviat el mal.