lunes, 14 de julio de 2008

Bab'Azid

Dos siluetas caminan por el desierto: la joven Ishtar y su abuelo, un sufí ciego. Su destino es la gran reunión de derviches (el término persa significa, literalmente, «el que busca las puertas» y se refiere a una persona que vive una pobreza mendicante y ascética, indiferente a las posesiones materiales, dedicada al aprendizaje de la religión), que tiene lugar una vez cada 30 años. Para encontrar el lugar de la reunión hay que tener fe y saber escuchar el infinito silencio del desierto.

En su caminar a través de la cegadora claridad de la arena se cruzan con Osman, que sufre por encontrar a la bella joven que un día encontró en el fondo de un pozo; con Zaid, cuyo canto hizo que recuperara la belleza que un día había perdido, y con un príncipe que abandona su reino para convertirse en derviche.

El director, Nacer Khemir, ha creado un poema sobre las arenas de Iran y Tunez, acompañado de una hermosa banda sonora creada por Armand Amar.

Una película que merece la pena ver.



4 comentarios:

Khezal dijo...

parece una bonita historia.

Anónimo dijo...

¿Eso qué es?

No entiendo tu lenguaje burgués jeje

saludos

Anónimo dijo...

Lo bueno de viajar es que abres los ojos a otros mundos posibles. No me atrevo a decir si mejores o peores, simplemente diferentes.
Aprendes que la gente vive con poco, y se ayuda mutuamente, haciendo frente a las adversidades sin tirar la toalla. Aprendes e intentas recordar si alguna vez en tu mundo esto fue así y tal vez cayó en un profundo sueño del que ya no puede, o no quiere, despertar.
Tal vez en Cuba no tengan muchas cosas, tal vez desde nuestro mundo se les considere pobres, pero creédme que, en las cosas que realmente importan en esta vida, son mucho más ricos que nosotros.
Un beso desde Santiago de Cuba.

Despistado dijo...

Epi, anama, espero que la película os guste como a mí; pase dos horas muy entretenido.

Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento, miestudio; mi lenguaje y yo lo somos y probablemente todo lo que me rodea, pero te aseguro que no puedo hacer nada para remediarlo.
Gracias por tu visita

Vagamundos, se abren los ojos cuando, como vosotros hacéis, se viaja en estrecho contacto con lo que sucede en la calle. Me alegra saber que estáis bien.