jueves, 2 de agosto de 2007

Mi pueblo



En uno de mis últimos viajes a visitar a mi madre, cuando ya estábamos acercándonos a casa, tuve el impulso súbito de subir a la plana, una colina pegada al pueblo desde la que se divisa una magnifica vista, y que hacía muchísimos años no visitaba. En este tiempo la colina ha quedado reducida a su mínima expresión, las fábricas de ladrillos se han encargado de roerla, sin prisas, sin pausas..., era y es el pan de muchas familias. Vienen a mi memoria los jueves de Lardero, todo el pueblo a pasar allí la tarde con el bollo de huevo duro y chorizo que comíamos sentados entre los pinos.

¿Donde están las imágenes que guardo en mi memoria?. Casitas blancas agrupadas dibujando estrechas callejuelas trazadas al azar. Siempre luminosas, con algún que otro descorchón, a veces salpicadas de rojo por los pimientos colgados a secar. Sólo las torres de la Iglesia de San Miguel siguen en su sitio. Y las cigüeñas, cada vez más numerosas que pueblan su techumbre; cornisas, pináculos, oquedades, repisas y ventanas, todo sirve para la colocación de sus nidos (labor favorecida en los últimos años con la colocación de plataformas diseñadas para este menester).

Casi no lo reconozco, pero sigue siendo mi pueblo






3 comentarios:

Kt. dijo...

Leyéndote recordé un post en el que narraba algo similar, esas vueltas a nuestras calles nos invaden de tantos recuerdos...
Es como tu lo describes, con algunas cosas cambiadas pero, sigue siendo nuestro pueblo, nuestro barrio, nuestra calle...

Besos Despistado.

Ohdiosa dijo...

pues yo marcho esta noche para el pueblo de mi madre (uno de esos chiquititos y desconocidos en Teruel), para ver a mis abuelos y respirar algo de aire fresco, necesito alejarme de la ciudad...

Anónimo dijo...

Que grato es a perderse en los recuerdos de la infancia y sentir que por ellos no pasa el tiempo, aunque a veces descubras que sorprendentemente no siempre se ajustan a la realidad sino a tus propias vivencias.

Sí, mi pueblo siempre será mi pueblo.