miércoles, 6 de junio de 2007

Un día, una playa


Hace muchos años que no me gusta bajar a la playa y lo evito siempre que puedo. Prefiero los puertos, el olor a pescado que impregna las pequeñas barcas que regresan por la tarde con sus cajas, el chiringuito cercano con sus aromas a pescado y marisco recién cocinado...
La arena también lo impregna todo, pero de una forma diferente. Se introduce en todos los pliegues del cuerpo y me produce una desazón que ninguna ducha instalada en las cercanías ha conseguido nunca eliminar.
Siempre digo que volveré a entrar en el mar cuando la playa esté asfaltada hasta el borde mismo del agua, y hace unos días, en una pequeña escapada a la villa marinera de Cambrils (Tarragona) casi tengo que cumplir mi palabra, una pasarela de madera llegaba casi a dos metros de la orilla. Todo se andará.

A pesar de todas las incomodidades que la arena me produce, ese día me acerqué lo suficiente para obtener la fotografía que preside la entrada. Al poco comenzó a llover y tuvimos que correr a refugiarnos.

Una desgracia para Cambrils, ha desaparecido la hermosa plaza del pósito con su antiguo mercado y en su lugar, ofreciendo una imagen horrible, un aparcamiento de coches al aire libre. Se va perdiendo el sabor tradicional.

5 comentarios:

Ohdiosa dijo...

¿qué ha sido de los pueblecitos costeros, con casitas pequeñas y encaladas y playas casi desiertas? han desaparecido, ahora en el pueblecido más pequeño encuentras edificios de 14 plantas y enormes aparcamientos a pie de playa...que horror..!!

te uniste a la campañaaaa! biiieeenn!!

Susurradora es... dijo...

Amí lo que me resulta particularmente curioso es que no se sabe cuando empieza un pueblo costero y empieza otro...Cambrills, Calafell,están unidos literalmente y no se sabe donde queda la separación...aquí en Vigo también pasa practicamente lo mismo, es muy raro,estamos creciendo tanto y tan desmesuradamente que estornudo por la alergia...¿al polen?NOOOOOOO....a los humanos!!!!!

Despistado dijo...

Efectivamente, esta sociedad formada por los humanos, esta "civilización", está destruyendo poco a poco todo aquéllo que era hermoso. Estamos creando un hábitat terrible para nuestros descendientes y espero que nos perdonen.
Gracias amigas por vuestros comentarios.

Anónimo dijo...

Bueeeeno, no desesperemos todavía, no tiremos esa toalla que ya está a puntito de chorrear de todas las gotas que van rebosando el vaso y tenemos que andar secando para jugar un poquito a no ver, para guardar un poquito de esperanza...
Hay en Francia un pueblito del siglo XI o XII precioso, en la carretera que sube hacia Thuir, se llama Castelnou y se alza hermoso entre las montañas. En sus paisajes no hay mar, pero es uno de los rinconcitos del mundo en los que todavía se respira paz.

Despistado dijo...

No imaginas con que placer he leído tu comentario vagamundos. Me alegra saber que todavía hay algún lugar para la esperanza.